Una de mis novelas favoritas siempre fue “El Conde de Montecristo”. Me parece una novela genial, que ofrece todo lo que puede ofrecer una gran novela, pero que además engloba muchas curiosidades en su autor, Alejandro Dumas.
Alejandro Dumas nació en 1802 en Villers-Cotterets (Francia) hijo de un general (Tomás Alejandro Dumas) y una esclava negra de Santo Domingo (Marie Cessete Dumas). Esta característica hizo que el joven Alejandro tuviera un color de piel bastante morenito, con rasgos bastante afroamericanos y muy robusto. Definitivamente, se parecía a su madre.
Pero su padre era poderoso e influyente y eso hizo que en una sociedad tan racista como la de aquella época, Alejandro tuviera las puertas muy abiertas. De hecho, cuando visitó París, en 1823 consigue, gracias a cartas de amigos de su ya difunto padre un trabajo como escribano al servicio del Duque de Orleans.
Sin embargo, era un gran escritor y pronto fue conocido. Su talento le abría puertas, pero su físico permitía que se hablara mucho de él. Era un punto exótico que el mejor escritor de la época fuera… negro.
Tanto que era mayor la demanda de obras que tenía del público que su capacidad de producir obras. Hasta tal punto que contrató diferentes “ayudantes” que escribían las obras y después Dumas retocaba y daba su maestría final… y ponía su firma, claro.
Incluso hay algunos que se hicieron conocidos por ser los “ayudantes” de Dumas. El más famoso fue Augusto Maquet, que ayudó en la escritura de “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”, sus dos grandes obras.
E incluso, para poder vender más, se le atribuían obras que él realmente no escribía, como por ejemplo, “La mano del muerto”, segunda parte del Conde de Montecristo que fue escrita por un escritor portugués. En cualquier caso, es evidente que su talento es incuestionable, aunque se dejaba querer con atribuciones no siempre legítimas.
Como nota final, decir que desde el gran Alejandro Dumas, los escritores que hacen el trabajo sucio a otros que después ponen la firma se conocen como “negros”… ¿casualidad?